BerlÃn es uno de los máximos exponentes de ciudad Biciosa, ya que además de la presencia de bicicletas, el oso es el sÃmbolo de la ciudad.
BerlÃn es una ciudad muy grande, con pocos desniveles y muy bien comunicada gracias a su red de trenes de cercanÃas, metros, tranvÃas y autobuses. El uso de la bicicleta está muy extendido y se espera que vaya en aumento ya que se está trabajando para incrementar ese número.
Si circulamos en bici, encontramos carriles segregados en las ámplias aceras o en la calzada y señales especÃficas para bicicletas. El respeto por parte de otros vehÃculos a la bicicleta parece algo habitual, o por lo menos fue la impresión generalizada que me llevé.
Una de las cosas que más atónito me dejo fue el hecho de que pese a tratarse de una capital, las medidas de seguridad ante el robo o el vandalismo son mÃnimas. Muchas de las bicis se encuentran atadas con un simple candado e incluso, algunas ni tan siquiera han sido amarradas contra un elemento fijo como árboles o farolas. La impresión que me dio fue algo como «si no es mi bici, para que la voy a coger«.
Paseando por BerlÃn podemos observar todo tipo de bicicletas, desde modelos antiguos a bicicletas nuevas que buscan llamar la atención. Un tipo de bicicleta muy útil son las bicicletas de transporte. Dentro de este tipo, encontramos unos triciclos con dos ruedas delanteras y un compartimento de gran espacio. También encontramos bicicletas de dos ruedas a las que se han incorporado una serie de bolsas de transporte, como las utilizadas por el servicio postal.
Sin duda BerlÃn es un destino recomendado para aquellas personas que disfruten de la bicicleta, tanto circulando en ellas como observándolas. Posiblemente cuando volvamos a nuesto luegar de origen, todas las comparaciones resultarán odiosas.
Las fotografÃas que acompañan este texto son aleatorias. Si quieres ver todas, puedes hacerlo desde la colección BerlÃn Biciosa del album de fotos de Biciosxs